La artista plástica Carmen Baena (Belerda de Guadix, 1967), lo mismo esculpe hierro que mármol, lo mismo hace ‘collage’ que teje paisajes, tiene en la naturaleza una de sus principales fuentes de inspiración. No hay más que ver sus montañas de mármol blanco, los árboles que pueblan sus pacíficos escenarios, los que acompañan a sus características casas; las siembras que teje ahora sobre el papel para dar vida a sus coloristas campos; las plantas que arraigan en sus paisajes del alma…
–¿La naturaleza le inspira su obra?
-Sí. Por ejemplo, la obra que expuse en ‘Arte Soterrado’ nació tras un paseo entre Calblanque y Cala Reona. Yo he vivido mi infancia muy en contacto con la naturaleza. Casi hasta los 11 años no había salido de Belerda de Guadix: bebía agua de las fuentes (sin grifo), estaba con mis cabras, gallinas, conejos, perros, gatos; con mi padre labrando la tierra, trillando el trigo y guardando la paja en verano, que nos tirábamos encima y picaba aquello que era una barbaridad. Cuando digo en contacto, digo en contacto de verdad. Y viviendo en una cueva.
Comportamiento con el planeta: «No entiendo cómo los intereses siempre pueden; deberíamos estar todos todos los días en la calle»
–¿Una casa-cueva?
-Una cueva, una cueva. Una casa-cueva, vamos, pero que en aquel momento no tenía nada de obra. Con la vista de Sierra Nevada desde allí. O sea, que tengo en mi mente el blanco de la sierra, el amarillo del trigo de los llanos en verano, el mirar al horizonte y verlo 360 grados. Y mi obra, todo lo que hago, viene de ahí.
–¿Qué pretende transmitir?
-Lo sagrado de la naturaleza, que formamos parte de ella y la relación que establecemos, que debería ser mucho mejor. Porque, al fin y al cabo, si no cuidamos la naturaleza, no nos cuidamos a nosotros mismos.
–¿Hacemos lo suficiente?
-Hay muchas cosas que no entiendo: cómo no hacemos más; o dejamos de hacer tanto daño a la naturaleza (la humanidad). No entiendo cómo los intereses siempre pueden. A veces lo pienso, deberíamos de estar todos todos los días en la calle protestando por cuestiones que son muy justas para parar esas acciones que se hacen siempre por motivos económicos, aunque, al final, si cuidamos la naturaleza eso repercute a nivel económico y de salud a todos los niveles. No acabo de entender cómo funcionamos así.
Futuro: «Yo soy optimista, hay muchísima gente con muy buenas ideas y buenas intenciones, y podemos cambiar las cosas»
–¿Cuál cree que es el principal problema que tiene el planeta?
-La contaminación, el cambio climático, los vertidos, el plástico… Hace poco he oído que lo van a prohibir y… Si es que tienen que tomar medidas. También cuando dijeron que no se iba a poder fumar en espacios públicos todos pensamos que iba a ser imposible y ha sido posible. Nos podemos ir acostumbrando a otra forma de hacer las cosas, simplemente tienen que estar ahí los políticos haciendo leyes que los demás podamos cumplir.
–¿Qué hace personalmente para contribuir a un planeta mejor?
-Reciclo todo: el plástico, el cartón, el vidrio,… Voy separando todo. Hay gente que me dice: ‘Para qué separar, si luego lo juntan todo en el vertedero’. Pero, ¿cómo puede ser verdad? Parece que hubo un tiempo que estuvieron haciéndolo, pero quiero pensar que fue muy al principio. Tampoco dejo nada tirado por la montaña, me pone histérica verlo por ahí (no entiendo cómo hay quien deja basura); y trato de ser lo más respetuosa posible con el entorno. Y educo a mis hijos, porque son el futuro, para que lo hagan bien. La verdad, a ellos ya les molesta ver algo por el suelo. También tenemos cinco depósitos para recoger el agua de lluvia y regar las plantas del jardín.
–¿Qué le convenció?
-Pepe y yo tenemos amigos en Alemania y hace muchos años que estamos yendo. Allí, nos contaban que, incluso, tienen que pagar un impuesto si se pasan de la cantidad de basura generada. Veíamos cómo reciclaban todo; cómo compraban productos ecológicos… Por eso empecé también hace muchos años a comprar productos ecológicos, aunque hace 12 o 13 años había muy pocos sitios dónde encontrarlos. Ahora, Del Bancal a Casa cultiva en El Esparragal y vende incluso en los mercados; ya hay muchos sitios, en la gasolinera de Molina mismo venden productos que cultivan detrás de Los Conejos. Cada vez hay más gente y eso también es cuidar el medio ambiente: se echan menos productos químicos a la tierra y al agua.
–¿Por qué tenemos menos conciencia ecológica en España?
-No lo sé, porque la gente piensa en lo que hay dentro de su casa, y cree que lo de fuera no le afecta. No se dan cuenta de que sí, de que formamos parte de algo global y no nos podemos escapar. No se dan cuenta hasta que no les llega a ellos la basura a la puerta, aunque a veces nos llega.
–Y, cuando esté en vigor la prohibición de los plásticos de usar y tirar…
-Ayer, precisamente, lo estaba pensando. Me voy a comprar un cesto de mimbre, como el que mi amiga Martina -alemana- tiene desde hace muchos años para comprar.
–¿Y los cubiertos de usar y tirar?
-No los utilizo. Es una pena; se usa un momento y lo tiras enseguida.
–Pero el usar y tirar está en el ADN de la sociedad actual.
-Sí, pero hay que reciclar hasta la ropa. El otro sábado estuve en el mercado de Vistabella y me compré unas cuantas cosas. Es estupendo. Yo cuando tengo cosas que no me voy a poner o no me vienen, intento pasárselas a alguien. Pero es verdad que, en las tiendas, lo de las temporadas verano e invierno se ha pasado. Ahora traen ropa nueva cada semana.
–Todo esto, ¿encaja hoy?
-No encaja, pero el mundo va hacia otros rumbos. El mundo y la economía siempre han ido cambiando y está claro que con este sistema no podemos seguir. Plásticos, vertederos,… Y, ¿a ver qué pasa con la basura tecnológica? Esta claro que hay que cambiar. Igual que con la energía renovable (parece que está cercano); y la solar, no entiendo por qué es tan caro instalarla o no dan facilidades. Nosotros pedimos presupuesto para poner placas solares, pero era carísimo y no era viable; y eso que era cuando todavía daban subvenciones. Deberían dar facilidades, pero ahí está otra vez el tema de los intereses. Un día u otro esto va a cambiar. Lo que no sabemos es si será tarde, y tendremos que irnos del planeta, o habrá todavía solución.
–Sus hijos tienen 10 y 12 años…
-Sí, ¿qué mundo les espera?
–Y, ¿cómo ve a su generación?
-Yo soy optimista. Pienso que hay mucha gente que hace mucho daño y muchas cosas mal, pero también que hay muchísima gente con muy buenas ideas y buenas intenciones, y podemos cambiar las cosas.
«No hay baño igual al de Calblanque»
«Calblanque es uno de los rincones más bonitos de la Región, donde más en contacto entro con la naturaleza, y es la primera playa que visité y en la que me bañé cuando vine a Murcia. Además, vine con Vicente Blanes, ecologista total y una buenísima persona. Es uno de los recuerdos bonitos que tengo cuando echo la vista atrás», reflexiona Carmen Baena, granadina afincada en Molina desde hace décadas. «Dejamos de venir cuando mis hijos eran pequeños, porque era más difícil llegar con los carros, pero, ahora, son más mayores y estamos recuperándolo», reconoce. Y añade que, «para mí, no hay baño igual al que te puedes dar aquí. Hace un par de años vine una mañana y no había nadie, era como sentirte parte de la naturaleza. Tuve esa sensación».
Entrevista de Pepa Garcia
Noticia original: https://www.laverdad.es/nuestra-tierra/medio-ambiente/carmen-baena-formamos-20180605015401-ntvo.html